EPÍLOGO A ii

Ella jadeó cuando él le tocó el clítoris, una y otra vez, aumentando la tensión. Pronto ella empezó a moverse, a temblar, sus caderas inquietas buscando más.

Daemonikai ardía, pero su boca nunca dejó su pecho. La excitación lo invadía, pero debajo de ella—más profundo, más hambriento—había paz. Hab...

Login to Unlock ChaptersPromotion