



CAPÍTULO 7
Capítulo 7
La mire con los ojos llorosos, mientras le pedía a gritos ayuda a mamá
—¡¿Que le hiciste a tu hermana?! —grito furiosa mientras la agarraba.
Papá llamo al medico la cargo en sus brazos y se la llevaron al hospital, pero en un tono enérgico me pidieron no ir para no alterarla, de nuevo me juzgaban
Me quedé paralizada, sentada al borde de la cama, con las manos temblorosas le escribí a Vincenzo.
No se porque no lo hice, pero siempre cuando algo sucedía, era la primera persona a la que acudía.
Escuche el golpeteo en la ventana, el me abrazo con fuerza mientras lloraba
—Clara está mal por mi culpa.
—¡No es así! Ella no es una víctima —la seguridad de las palabras de Vincenzo me heló, sentía que sabía más de ella de lo que me había admitido.
—¿Que paso entre ustedes? —le pregunte, aún me negaba a escuchar lo que había pasado en esa habitación de hotel, pero creo que era el momento de saber que había sucedido con exactitud.
—Estaba ebrio, te repito que fue un error, por eso estaba alterado —me tomo de las manos y repitió —Tu sabes que eres el amor de mi vida, y que quiero compartir solo mi vida contigo.
Me dio un beso en los labios, maldita sea estaba cayendo, en sus mentiras, en su seducción, en mi historia de amor.
El teléfono sonó, papá me informo que Clara estaba bien, que solo había sido un percance menor y que regresarian a casa.
Me sentí aliviada de saber que aquella discusión no había llegado a mayores, pero no dejaba de sentir culpa, en especial porque por un momento no le crei a mi hermana su dolor, pensé que era una manera de manipularme.
Vincenzo tomo mi menton y me besó
—Hablare con tus padres, incluso con Clara, renunciaré a la herencia de papá, me caso contigo contra viento y marea, pero quiero saber si estás dispuesta.
En ese momento reflexione de mi vida, y toda estaba atada a Vincenzo, a nuestros planes de boda, a nuestro círculo social.
—Si... Quiero intentarlo pero necesitamos ser cautelosos, Clara está enamorada de ti.
Vincenzo me beso, fue tierno, pero pasional, no se qué me pasó, pero me subí sobre el para tener más acceso a su boca.
El empezó a bajar sus besos por el cuello y lentamente empezó a bajar mi vestido, en un abrir y cerrar de ojos, estaba en ropa interior sobre el.
—Esto solo lo provocas tu —susurro Vincenzo que sacó de su pantalón la erección dura.
Nunca había visto algo así, lo tome torpe con mis manos, mientras me mordía el labio, había dudado entregarme, pero todo lo que había pasado despertó en mi una parte pasional, y es que en el fondo pensaba que el me había engañado con Clara porque fui frígida.
El gruñía mientras yo lo masturbaba, me empujó sobre la cama y me besó cada rincón de mi piel, yo estaba temblando.
—No creo que debamos, mis padres pueden llevar en cualquier momento —logre decir mientras mis manos acariciaban su abdomen.
De nuevo solo sonrió, empezó a bajarme la pantaleta, jugo con su lengua en mi centro, yo empecé a gemir mientras mi cuerpo se arqueaba en la cama, maldita sea como era posible que me hubiera perdido de este placer durante tanto tiempo.
El se levanto, paso la punta entre los pliegues y tuve miedo del dolor
—No creo que debamos...
—Esta vez no cederé preciosa, hoy serás mía y nadie te va a apartar de mi de nuevo.
—Se suave, delicado... —logre titubear con la voz entrecortada.
—¡Pídelo! Quiero que lo digas, he fantaseado con esto desde hace mucho —La voz de Vincenzo se escuchaba entrecortada, ronca, estaba cargada de un deseo que el no podía contener.
—Quiero que me quites la virginidad.
Estaba lista para el, sentía mi vagina húmeda, como nunca antes, palpitaba esperando que el lo hiciera.
Sin embargo la puerta de la habitación se abrió, Vincenzo como pudo se escondió debajo de la cama y yo me coloqué una bata para cubrir mi desnudez.
Mi mamá entro con su cara solemne
—Tu hermana está descansando, me dijo que estás hablando con Vincenzo¿Es verdad?
Sabía que el estaba allí escuchando esta conversación que iba a ser incómoda
—Si mamá, no es fácil romper una relación de tantos años.
—¡Vincenzo se tiene que casar con Clara, ella lo ama y no voy a permitir que el último deseo de mi hija sea arruinado.
Serví un poco de agua, mi rostro estaba rojo como un tomate y respiraba agitada después de ese encuentro pasional corto.
—Mamá no quiero hablar de eso, por favor vete, hoy dormiré aquí y mañana me iré con Lucía —suspire.
—¡Hablaremos de este tema! — levantó la voz mamá —No quiero que te acerques a Vincenzo.
—¡Lo amo! Se que Clara está enferma, pero no sé si podré renunciar al hombre que amo por ella.
Levante mi voz y la enfrente, intenté mantener el aliento, pero mi corazón se me salia del pecho, completamente agobiado.
—Ve a hablar con tu hermana, Clara quiere verte.
Decidí ir con ella, aún nerviosa de pensar que Vincenzo estaba desnudo bajo mi cama, pero después de las sensaciones que acaba de experimentar, estaba segura que lo perdonaría, que nuestro amor lo soportaría.
Clara le tomo de las manos y empezó a llorar
—Perdoname, por favor hermana, yo sé que te falle, y sin tu perdón mi vida se está apagando.
Tome un poco de aire
—Te perdono, ahora entiendo que lo que sucedió fue un error de una noche, pero por eso necesito que entiendas que Vincenzo y yo podemos regresar, que nos amamos.
Clara era la única que podía darme paso libre a mi felicidad con el hombre que amaba.
Ella negó con la cabeza y abrió los ojos
—El me quiere, no pueden estar juntos porque el me ama y solo está contigo porque su padre se lo exige para darle la herencia.
Sabía que ella diría cosas para alejarnos, pero no podía negar que durará de su amor por mi
—Vincenzo me ama, y es mejor que lo aceptes, algo de una noche no cambia una relación de años.
—¡No fue una noche! —Clara me entrego su celular y me pidió revisarlo.
Estaba lleno de chat caliente entre ellos dos de hace más de seis meses, Clara y el tenían sexo por el celular, se mandaban
fotos eróticas y el le decía que ella era mejor que yo.
—Esa noche hicimos el amor, no fue una aventura.