Desesperada

León se había convertido en mi obsesión. Cada noche me tocaba pensando en él, en su verga dura, en sus manos grandes y en su voz cuando me llamaba «niña». Ya no me excitaba nada más. Mi coñito solo respondía a su nombre, a sus órdenes y a sus recuerdos.

Me sentía completamente suya, marcada por den...

Login to Unlock ChaptersPromotion