Nueva vecina

Me encuentro con la mirada de un hombre enojado que da un paso atrás y cruza sus brazos, mirando fijamente por la mirilla.

Genial. Ya estoy haciendo amigos en el edificio. Esto va a salir de maravilla.

Después de respirar profundamente, desengancho la cadena oxidada y abro la puerta. Los

ojos oscuros del hombre se entrecierran y hacen que se me hiele la sangre por

las venas. Parece que está intentando destrozarme de adentro hacia afuera con

nada más que su mirada.

-Hola

-intento mantener mi voz lo más alegre y vivaz posible, aunque su presencia le

quita el aire al pasillo-. Perdón por el ruido. Tengo un ensayo por la mañana

y, como es mediodía, no pensé que molestaría a nadie.

Lleva el pelo oscuro peinado hacia atrás como si lo hubiera pasado con los dedos

miles de veces. La barba incipiente cubre su fuerte mandíbula y sus ojos

penetrantes brillan con ira. Aprieta los labios mientras su mirada recorre mi

cuerpo de arriba a abajo antes de posarse en mi rostro.

-¿Pensabas que no molestarías a nadie? -Se burla y sacude la cabeza-. Ese es el problema

con la gente de tu edad, ¿no? Siempre crees que puedes hacer lo que te plazca y luego te sorprendes cuando molestas a la gente.

¿Quién se cree este hombre que es? Esas palabras están en la punta de mi lengua, pero no quiero iniciar una guerra con

mi vecino.

-Disculpe -dije, y salí al pasillo-. En primer lugar, parece que apenas eres mayor que yo, aunque estés haciendo un berrinche infantil. ¿Qué tal si la próxima vez que tengas una queja, llamas a mi puerta educadamente en lugar de intentar derribarla?

Buen trabajo, Claudia . Ahí se va lo de no empezar una pelea con tu vecino.

Mi mamá siempre decía que debía aprender a contener la lengua.

Él se burla. ̶ ¿Qué tal si dejas de hacer suposiciones sobre si estás molestando o no a la gente?

Doy un paso atrás cuando una mujer pasa por el pasillo con su hijo a cuestas. ̶ Lo siento. Pensé que estaría bien. Puedo parar, pero realmente necesito practicar. ¿Qué horario te vendría mejor? Puedo intentar que mi horario de práctica funcione para los dos.

̶ No te molestes. Este es un edificio tranquilo. Puede que no sea el más bonito del barrio, pero eso no te da permiso para entrar aquí y perturbar la vida de las personas, lo que harás si intentas adaptarte a mi horario. Necesitas encontrar otro lugar para practicar.

Mis cejas se elevan hasta mi frente. La audacia de este hombre.

-Esta es mi casa y practicaré aquí. -Adopto una pose como la suya, cruzo los brazos y lo miro con enojo-. Podrías trabajar un poco conmigo en esto.

Sacude la cabeza y mechones de su cabello caen sobre su frente. ̶ No lo entiendes, ¿verdad? Por supuesto que no. Tus sueños de Broadway superan a la consideración, como sucede con cualquier otra persona que simplemente intenta triunfar aquí.

Un fuerte graznido interrumpe su perorata. Gime y levanta una mano para pasársela por la cara antes de sacar un buscapersonas de su bolsillo. El hombre mira lo que hay allí antes de presionar un botón y guardarlo de nuevo en su bolsillo.

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