128. La reliquia

Caminé hacia el pueblo y hacia el edificio donde se habían acomodado. El anciano con el que hablé antes me miró, frunciendo el ceño.

—Llegas tarde.

—Estoy aquí, ¿no? —Mi voz salió áspera, pesada por el agotamiento. Le extendí la reliquia—. Y conseguí lo que querías.

El anciano dio un paso adelant...

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