SECUESTRADO

El golpe vino de la nada, y mientras caía hacia atrás, el dolor agudo encendió mi mejilla. Mi mano fue a mi cara de inmediato, y miré a Sienna con asombro. Me dolía el pecho, y cada latido era más fuerte que el anterior.

—¿Qué demonios? —pregunté a Sienna, aunque mi voz temblaba porque estaba trata...

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