Perderlo Todo

El amanecer nos encontró abrazados.

Su respiración era lenta, profunda, como si el tiempo se hubiera detenido entre sus brazos.

Y por un instante creí que nada más existía. Que el mundo entero podía quedarse suspendido ahí, entre su pecho y el mío.

Habíamos perseguido el amanecer con los cuerpo...

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