Capítulo 28.

La primer bisagra a la que le había apuntado comenzó a desprenderse así que apunté a la siguiente.

Uno, dos, tres disparos y estaba listo. En cuanto el autobús impactara contra las rejas, éstas caerían con facilidad.

Me di unas cuantas palmaditas mentales por el excelente trabajo mientras volvía a...

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