No tengo nada que perder

Amaia

Todo había sido perfectamente planeado , por suerte Muriel sabía que venía el mayor de los Denim y Andrew le contó,  movido por el morbo , su idea de el juego de la fortuna.

Una vez que sentí como cedió en mi tobillo la pulsera y que fue Muriel quien la abrió según lo planeado, respiré profu...

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