



Capítulo 4
En uno de sus encuentros, Aléssio profundizó en insinuaciones románticas, como si estuviera enamorado de una prostituta. El escenario era digno de una propuesta de matrimonio: una mesa redonda adornada con flores y velas, un balde con botellas del mejor champán, todo bajo una iluminación suave. Aléssio sacó la silla para Bella, como un verdadero caballero; mientras sostenía el respaldo de la silla, sus manos se tocaron con vacilación. La conexión entre ellos era inexplicable y abrumadora, como si el destino hubiera tramado este encuentro a pesar de todas las improbabilidades.
Isabella miró a los profundos ojos de Aléssio y sintió su corazón latir más rápido. No podía evitar preguntarse cómo él, el temido jefe de los traficantes, podía estar allí, compartiendo ese momento con ella. Aléssio, por su parte, estaba cautivado por la vulnerabilidad y la fortaleza que veía en los ojos de la hermosa chica que lo acompañaba.
— Bella, ¿tienes idea de cuánto me has conmovido desde que nos conocimos? — expresó Aléssio, mirando a Isabella a los ojos con intensidad. — Cuando estoy contigo... — vaciló — me haces sentir como un hombre normal, ¿sabes? Un hombre de verdad. Es como si mi sueño de tener una hermosa familia se estuviera haciendo realidad.
— No puedo negar que tú también me has afectado profundamente. Es como... — dudó, insegura de si podría sostener lo que estaba a punto de decir — a pesar de nuestra relación, cliente y prostituta, hay algo inexplicable entre nosotros. — concluyó, sonrojándose.
— Es extraño, ¿verdad? — comenzó Aléssio lo que parecía un discurso, mirando a las estrellas — Tú, la chica de compañía, y yo, el jefe de los traficantes. — Aléssio sonrió suavemente.
— Es cierto, pero creo que por eso siento que nos entendemos de una manera que nadie más puede. Somos dos extraños en un mundo extraño, tratando de encontrar algo bueno en medio del caos. — afirmó Isabella.
— Siento que hay más en ti de lo que el mundo ve. Eres fuerte, inteligente e increíblemente valiente. — Aléssio llevó su mano al rostro de Isabella, acariciándola delicadamente.
— Y tú, Aléssio, eres mucho más de lo que el mundo espera de un jefe de traficantes. Eres complejo, misterioso, y veo en ti una profundidad que pocos tienen la oportunidad de conocer; sé que tienes un gran corazón. — Isabella colocó su mano sobre la de Aléssio, y ambos sintieron las estrellas bailar en su honor.
— A veces la vida nos pone en situaciones imposibles, pero creo que es precisamente en esos momentos cuando encontramos algo especial, algo que trasciende todas las expectativas. — Aléssio se inclinó y besó suavemente los labios de Isabella.
— Sí, Aléssio. Quizás es en estos momentos desafiantes cuando encontramos el amor, la verdadera redención y la razón para seguir luchando. — respondió ella entre besos intercambiados.
Aléssio e Isabella expresaron sus profundos sentimientos el uno por el otro, reconociendo las complejidades de sus vidas y la atracción que sentían. Sus palabras reflejaban la conexión emocional y el deseo de encontrar algo significativo en medio de la adversidad.
Hablaron sobre sus vidas, compartiendo historias de dificultades y triunfos. Aléssio habló de los desafíos que enfrentó para llegar a donde estaba, ganándose la confianza de personas que ya admiraban a su padre pero que no compartían la misma admiración por él, ya que Aléssio nunca había estado interesado en el mundo de la mafia. Isabella compartió su viaje, incluyendo sus intentos de escapar del ciclo de autodestrucción que la había consumido. Se identificaron profundamente con las historias de vida del otro.
A medida que avanzaba la noche, la atracción entre ellos se hizo más intensa. Sabían que sus mundos eran peligrosos, pero en ese momento, estaban dispuestos a permitir la posibilidad de escapar de la oscuridad que había rodeado sus vidas.
Al llegar el final de la noche, Aléssio sostuvo el rostro de Isabella con ternura y la besó suavemente. Fue un beso lleno de promesas, de una pasión que trascendía sus circunstancias.
Poco a poco se quitaron la ropa, y el calor del momento se profundizó en la noche, con Isa sin preocuparse por las precauciones que usualmente tomaba con sus clientes, la protección.
El cuerpo definido de Aléssio encantó a Isabella; sus ojos brillaban mientras, sin camisa, desabrochaba lentamente el cinturón de cuero que adornaba su cintura. Impaciente, ella abrió bruscamente sus pantalones y bajó el resto de la ropa íntima del joven. Su virilidad quedó expuesta, y el cuerpo de Isa vibró con la vista de Aléssio de pie ante ella.
Aléssio, a su vez, no esperó a que su hermosa chica se deleitara con la vista de su miembro erecto. Tiró de su cabeza con fuerza e insertó su miembro en la pequeña boca roja de Isabella. Sintiendo el calor de los labios de Isabella, Aléssio entró en trance; sus ojos se pusieron en blanco y gritos de placer escaparon de su boca. Pero no quería sentir placer solo; Isabella era muy especial. Quería darle placer.
Aléssio levantó a Isabella y la arrojó sobre la cama, abriendo sus piernas a cada lado. Se arrodilló en el borde del colchón y se acercó lentamente a la intimidad de Isa, besando cada parte de sus muslos, dejando mordiscos por todas partes, hasta llegar a su lugar favorito. La vulva de Isabella estaba en llamas, y Aléssio sintió el pulso de su clítoris tan pronto como su lengua lo tocó. Estaba húmeda y lista para el placer. Lo que Aléssio hizo con Isabella fue diferente de cualquier otro cliente que no se preocupaba por su placer, solo por el suyo.
La lengua de Aléssio hizo magia en la pequeña intimidad de Isabella, dejándola vulnerable y completamente entregada al placer. Después de mojarla y dejarla como a él le gustaba, Aléssio subió por su cuerpo, aún mordisqueando cada parte delicada de Bella, besando su boca, aún con el sabor de su placer. Con suavidad, Aléssio la penetró, y ambos entraron en un frenesí, en una locura intensa y placentera.
Esta es la historia de dos destinos entrelazados, donde el amor y la redención enfrentan los oscuros mundos de la mafia y el tráfico, donde los secretos del pasado pueden destruir o redimir, y donde, al final, la esperanza y el valor pueden surgir desde las profundidades de la oscuridad.