CAPÍTULO 7- CULATA DE BABUINO

Me froto los ojos con sueño, la ducha me alerta de que ya ha terminado. Pongo los ojos en blanco y me tumbo boca abajo queriendo olvidar a ese grosero, frío, sexy... Ahora solo estoy divagando.

La puerta del baño se abre y miro por encima del hombro, podría babear. Ahí está Luca, con un esmoquin negro y su cabello desordenado y mojado.

¿Se habrá acostado con alguien más? Seguramente sí, el pensamiento me hace querer arrancarme el pelo.

Me ignora por completo, agarra su maletín y abre la puerta, cerrándola de un portazo.

—¡ENCANTADA DE VERTE TAMBIÉN! —grito— ¡VOY A INVITAR A LIAM SI TE PARECE BIEN! —digo, ligeramente burlona pero queriendo obtener una reacción de él.

Necesito saber que al menos es un poco sobreprotector conmigo, para saber que le importo.

Tan pronto como esas palabras salen de mis labios, él entra de nuevo, agarrándome por la cintura y tirándome contra su pecho vestido.

—Eres mía, de nadie más, Lily —gruñe oliendo mi cuello.

—N-no me hagas daño —digo cerrando los ojos.

—¿Qué te he dicho? Nunca te haré daño —dice entre dientes apretados.

—N-no lo creo realmente.

Me suelta y da un paso atrás— Tengo que cumplir con mis deberes de alfa, asegúrate de comer —dice mirándome—. Y si descubro que no has comido, te obligaré a tragar algo —seguramente no se enterará si como o no.

Sale de su habitación dejando la puerta abierta, diciéndome en silencio que coma ahora mismo, pero no tengo hambre.

Salgo de su habitación y bajo las escaleras saltando, aburrida.

Mi estómago gruñe, queriendo comida. No entiendo por qué nuestros estómagos gruñen cuando ni siquiera tenemos hambre, no voy a comer.

Luca no se enterará, estoy segura.

Oigo la puerta abrirse y me escondo detrás del mostrador de la cocina, me muerdo el labio nerviosa.

—Pequeña Luna —alguien se burla.

La voz del hombre es ronca, repugnante y me provoca escalofríos. Trago saliva agachándome— sal, pequeña Luna, puedo olerte —gruñe.

Me pongo de rodillas y empiezo a arrastrarme, pero alguien agarra mis pies y me tira. Grito, mi corazón latiendo salvajemente en mi pecho, me levanta y me empuja contra el mostrador.

Su aliento apesta, sus cejas son espesas y naranjas al igual que su cabello. Parece el trasero de un babuino, 'ahora no es momento para bromas, Lily, aunque sí parece el trasero de un babuino' la ignoro y me concentro en el babuino frente a mí.

Me mira de arriba abajo sonriendo maliciosamente— mientras el gran alfa no está, puedo hacer lo que quiera contigo, ¿cosas buenas, verdad? —dice.

—P-por favor no —gimoteo, me empuja más fuerte contra el mostrador.

Luca. Necesito a Luca.

Pasa su mano por mi muslo y frunzo el ceño, no me gusta que ningún hombre me toque. Nadie excepto Luca.

Las lágrimas corren por mi rostro— para —susurro— no me gusta.

—No me importa —gruñe bajándome los pantalones cortos, toca el borde de mi ropa interior y le doy una bofetada en la mano.

Gruñe— mal movimiento, pequeña Luna —trago saliva y me da una bofetada.

Grito de dolor, un rugido estremecedor se escucha desde la puerta. El babuino retrocede tímidamente al sentir a su alfa, me deslizo por los cajones acurrucándome en una pequeña bola.

No quiero que nadie me toque.

—A-alfa —el hombre tartamudea.

—No debiste hacer eso —gruñe.

—¿H-hacer qué?

—Tocaste lo que es mío, viste lo que es mío, entraste en mi casa. Serás castigado —dice Luca fríamente, enviando escalofríos por mi columna.

Veo cómo el babuino retrocede hacia el refrigerador y Luca lo agarra por el cuello, gruñendo en su cara.

—¡ES MÍA! —ruge, golpeándolo—. Y nadie lastima lo que es mío —gruñe mostrando sus colmillos.

El hombre cae inconsciente y Luca se mueve hacia mí de inmediato, tirándome en sus brazos.

—Lily —susurra limpiando mis lágrimas.

—Él iba a... —gimoteo, incapaz de terminar la frase. El pensamiento hace que la bilis suba por mi garganta. Luca responde gruñendo.

—¡Nadie hará tal cosa!

—¿C-cómo lo supiste? —tartamudeo, desconcertada por cómo llegó a tiempo.

—Cámaras, Lily, tengo cámaras por todas partes —dice y mi boca forma una 'o'.

Juro que las comisuras de su boca se movieron, pero fue reemplazado por una cara sin emoción.

Se levanta tirándome más hacia su pecho y saca una ensalada y un tenedor del cajón y el refrigerador.

Sube las escaleras conmigo en un brazo y la ensalada en el otro— ¿Y qué pasa con tus deberes de alfa? —pregunto, no queriendo ocupar su tiempo.

—No te preocupes por eso, me necesitas en este momento —susurra sentándome en la cama.

Me entrega el tenedor y la ensalada y abro la tapa, clavo mi tenedor en la hoja de lechuga.

Empieza a llover y miro afuera, unos minutos después siento a Luca acercándose.

Lo miro y mis ojos se agrandan cuando noto que está sobre mí, me toma la mandíbula y desliza su mano debajo de mí contra las mantas, tirando de mi cuerpo hacia él.

Grito y coloco la ensalada a mi lado junto con el tenedor, él se lame los labios y yo desvío la mirada tímidamente.

—Eres tan hermosa —susurra y me sonrojo tratando de cubrirme las mejillas, pero no me lo permite.

El teléfono en la mesita de noche empieza a sonar y Luca se congela, se aleja de mí dándose cuenta de lo que iba a hacer.

Luego su cara impasible regresa, volviendo el ambiente entre nosotros agrio, contesta el teléfono con un tono plano.

Recojo mi ensalada y empiezo a comerla en silencio— Lo siento, pero tuve que regresar a casa por una emergencia, ¿podemos reprogramar? —Luca me mira brevemente y se levanta mirando por la ventana.

—¿Cuál fue la emergencia? —escucho con mi oído de loba.

—Un miembro de la manada entró en mi casa y se metió con mi compañera —gruñe y me sonrojo, ¡realmente me mencionó!

'¡A la compañera le gustamos!' dice Celeste.

Me río en mi cabeza y sigo escuchando— Oh, ya veo.

—Sí, así que reprogramaremos, ella es más importante que una reunión, alfa Riley —escucho un '¡por supuesto!'

Dejo de escuchar después de eso y termino mi comida, coloco el tenedor en el contenedor y pongo la tapa.

Coloco el contenedor en la mesita de noche y me dejo caer en la cama, Luca se afloja la corbata hasta que cae al suelo.

Se quita la chaqueta del traje y se desliza los zapatos, asiente para sí mismo escuchando al alfa Riley.

—Nos vemos en otra ocasión.

Lanza su teléfono a la cama y aterriza al final, me mira.

—¿Terminaste todo? —Asiento y él lo agarra torpemente saliendo de la habitación.

Gimo.

Bueno, espero que hayan disfrutado este capítulo.

Me gusta este chico, pero está saliendo con esta chica y sigue actuando como si le gustara yo y es tan confuso.

¿Alguien más tiene problemas con chicos?

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