Capítulo veinticinco

Me quedé afuera de la puerta del aula mientras la señorita Yankee lidiaba con la situación. Podía escuchar a Olivia gritar de rabia por cómo había arruinado su cabello y maquillaje. ¡Ja! Podría haber hecho mucho más, pero por suerte para ella, no llegué a ese extremo.

La señorita Yankee alza la voz...