Pesadilla

*Victoria...

Victoria, despierta...

Victoria, despierta...*

Victoria abrió los ojos lentamente, su visión borrosa y confusa. Escuchó su nombre siendo llamado en medio del caos, y al enfocar su vista, vio el rostro de Damien, su esposo. Una ola de pánico la invadió, y un grito escapó de sus labios temblorosos.

"¡No! ¡Aléjate de mí!" gritó, luchando por alejarse de Damien.

Sus ojos se llenaron de miedo y sospecha mientras su mente reproducía vívidamente los eventos anteriores. La sensación del cuchillo perforando su cuerpo y la imagen del hombre encapuchado aún estaban frescas en su memoria.

Damien se sorprendió por la reacción de Victoria. Intentó acercarse a ella, extendiendo sus manos en un intento de calmarla.

"Victoria, soy yo, Damien."

Ella miró a Damien con los ojos muy abiertos, llenos de miedo y desconfianza. Aún temblando, respondió con una voz temblorosa, "¡Tú... tú intentabas matarme! ¡Te vi con el cuchillo! ¡Sentí el dolor!"

Damien se quedó atónito por las palabras de Victoria e intentó acercarse a ella con las manos extendidas, confundido y preocupado.

"Victoria, te juro que no intentaba hacerte daño. Solo intentaba despertarte porque estamos en nuestra luna de miel... Has estado durmiendo mucho y te estás perdiendo toda la diversión... Debiste tener una pesadilla terrible."

Victoria se encogió de terror, sin querer creer las palabras de Damien. Agarró la lámpara a su lado para defenderse mientras decía, "No, ¡hemos estado casados por cinco años! Vi... el cuchillo... y la sangre... Pensé que... que me habías matado..."

Damien la miró, confundido y alarmado. Levantó las manos y se acercó cautelosamente a Victoria.

"Victoria, te prometo que no hice nada de eso. Acabamos de casarnos. Por favor, créeme."

"¡No! ¡Me mataste!"

"Por favor, necesitas escucharme. No hice esto. Nunca haría algo así," dijo con angustia en su voz.

Victoria estaba aterrorizada, luchando por procesar la información contradictoria en su mente. Intentó levantarse pero sintió un dolor intenso en su cuerpo herido, lo que le hizo gemir. Miró hacia su abdomen, solo para encontrar su camisón de seda beige intacto.

"La sangre estaba aquí, me apuñalaste varias veces aquí," lloró Victoria, agarrándose el abdomen.

Damien frunció el ceño, perplejo y preocupado por su afirmación. Se acercó cautelosamente, tratando de calmarla.

"Yo... juro que lo vi... tenías un cuchillo, intentando matarme," murmuró, su voz temblando.

"No hice eso. Por favor, confía en mí," suplicó Damien, su voz llena de desesperación.

Victoria estaba atónita, tratando de entender la realidad que acababa de desplegarse ante ella. Miró a su alrededor, viendo su habitación intacta, sin signos de violencia. Su corazón aún latía con fuerza, y sus manos temblaban. Damien la observaba, confundido y preocupado por su reacción.

"Ethan... él estaba aquí... y... tú..." murmuró, luchando por hablar entre sollozos.

Damien la miró con tristeza y confusión en sus ojos. Se acercó lentamente, teniendo cuidado de no asustarla aún más.

"Querida, solo fue una pesadilla..."

Ella lo miró, tratando de procesar las palabras que acababa de escuchar. El vívido recuerdo de la pesadilla se sentía tan real, tan aterrador. Victoria respiró hondo, tratando de calmar su mente confundida.

"Juro que lo vi... lo sentí..."

"No era real," la tranquilizó Damien.

Victoria, aún temblando y con lágrimas en los ojos, miró profundamente a los ojos de Damien. Lo observó por un momento, tratando de separar la realidad del sueño que la atormentaba. La confusión y el miedo aún persistían en su rostro, pero gradualmente, comenzó a calmarse.

"¿Yo... soñé todo? Pero se sintió tan real..." susurró Victoria, dejando que las lágrimas corrieran por su rostro.

Con un suspiro, permitió que Damien se acercara, dejándolo abrazarla suavemente. Damien la abrazó, sosteniéndola con ternura.

"A veces, nuestros sueños pueden ser muy intensos, Victoria. Pero estoy aquí ahora, y te prometo que nada malo te pasará," dijo, acariciando su cabello. "Olvidemos esta pesadilla y disfrutemos nuestro tiempo juntos aquí en las Maldivas como marido y mujer. Tengo algunas actividades planeadas para nosotros."

Victoria asintió lentamente, permitiéndose ser calmada por los brazos reconfortantes de Damien. Decidió confiar en él y seguir adelante.

"Está bien. Me prepararé... y trataré de dejar esta pesadilla atrás," respondió Victoria, decidida a encontrar normalidad en medio de la confusión en su mente.

Damien sonrió, aliviado de tenerla de vuelta. Se separaron un poco, mirándose a los ojos, y luego Victoria se dirigió hacia el baño.


Victoria, aún temblando por los eventos recientes, trató de encontrar un momento de paz y relajación mientras tomaba un baño reconfortante en su suite del hotel. El agua caliente caía sobre su cuerpo, intentando calmar su mente perturbada. Cerró los ojos, deseando que las imágenes perturbadoras se desvanecieran.

Después de unos minutos, apagó la ducha y se envolvió en una toalla suave. Mientras se secaba, se dio cuenta de que había dejado su ropa interior en el dormitorio. Victoria suspiró y abrió la puerta del baño, solo para encontrarse con la voz de Damien hablando por teléfono, ajeno a su presencia. Curiosa y con la sensación de que algo andaba mal, Victoria decidió esconderse en la esquina del baño, buscando la oportunidad de escuchar la conversación de Damien sin ser vista.

Logró captar algunas palabras sueltas de la conversación de Damien, suficientes para entender que estaba mencionando un documento para acceder a cuentas. Escuchó claramente las palabras de Damien mientras continuaba la conversación, "Una vez que Victoria salga de la ducha, le pediré que firme el documento. Necesitamos asegurarnos de tener acceso a las cuentas lo antes posible."

Su corazón se aceleró al darse cuenta de que él tenía la intención de pedirle que firmara ese documento tan pronto como terminara su ducha. Pero mientras Damien se preparaba para terminar la llamada, escuchó las palabras que destrozaron su mundo.

"No te preocupes, lo de ayer no significó nada para mí. Te amo, Amelia," dijo Damien al teléfono.

El corazón de Victoria se contrajo en su pecho al procesar las palabras que acababa de escuchar. Una mezcla de shock, traición y dolor llenó su ser interior. Permaneció allí, apoyada contra la pared, luchando contra las lágrimas que amenazaban con brotar. El nombre "Amelia" resonaba en su mente, despertando las escenas de su "pesadilla" y un torbellino de emociones contradictorias.

Su mente se inundó entonces con una avalancha de preguntas y dudas. Entonces, si lo que soñó era cierto... Significaba que realmente había muerto. Que Damien la había matado... Pero se le había dado una segunda oportunidad. ¿Pero para qué? ¿Cuál era la razón?

Victoria se acercó al espejo, donde miró su reflejo, mostrando a una mujer cansada que gradualmente daba paso a una decidida y vengativa. Sintió una mezcla de desesperación y esperanza, sabiendo que se le había dado la oportunidad de renacer y cambiar su destino. El recuerdo de la traición de Damien y Amelia aún ardía en su mente, así como su esposo apuñalándola, alimentando su sed de venganza.

Victoria respiró hondo, sintiendo la llama de la venganza arder dentro de ella. Con cada latido rápido de su corazón, Victoria se prometió a sí misma que no permitiría que la misma historia se repitiera.

Se alejó del espejo, decidida a reescribir su historia, a construir un futuro donde prevalezca la justicia y ella se convierta en la protagonista de su propia vida. Victoria ya no sería una víctima; se convertiría en la autora de su venganza y redención.

Mientras avanzaba, un nuevo fuego ardía en sus ojos mientras juraba, "Prepárate, Damien. Porque a partir de ahora, seré tu peor pesadilla. Mi venganza apenas comienza."

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