Cuidado encubierto

A medida que el día se convertía en noche, me instalé en la casa de Marino. Cada mañana, me despertaba y encontraba la cocina abastecida con víveres y comida, un recordatorio silencioso de la preocupación de Marino por mi bienestar. Apreciaba su cuidado, aunque viniera de un hombre que vivía en las ...

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