Capítulo 30

Angelo

Me incliné hacia el cuello de Vivianna y le acaricié el pecho desnudo. —Joder, desearía poder quedarme así para siempre.

—¡Angelo! —Alguien golpeó la puerta.

Mi sangre se heló al escuchar la voz de Matteo.

¿Lo sabía?

Me acerqué a su oído y susurré: —Quédate muy quieta y en silencio por m...