—Eres mía —dijo, cruzando tiernamente su brazo alrededor de mi cuerpo. Estaba sin palabras, intenté fingir que no tenía poder sobre mí, pero mi cuerpo me traicionó.

Apretada contra su pecho, me sentí aliviada y apaciguada, solo quería descansar y no salir nunca de la habitación, hasta que escuché una voz que venía de la nada despertándome de esta pesadilla.

Sí, era una pesadilla. ¿Cómo podía disfrutar envuelta en los brazos de este hombre?
Él era el hijo del asesino de mis padres.
Aunque mi corazón lo reclamara, debía recordar que no tenía lugar para tal sentimiento.

Lucharía con mi ser para apartar este sentimiento.
Ellos pagarían.
Su padre por matar a mis padres, y él por ser el hijo de ese cerdo.
Él tenía que pagar por los pecados de su padre.
Mi mente tenía que dominar la emoción que sentía.


Acompaña al hijo de mi objetivo alfa de la mafia

EPÍLOGO: WHITNEY

Había pasado una semana desde que fui a ver la tumba de mamá.
Desde ese día, Petterson me ayudó a acercarme más a Armand. Siempre encontraba la manera de dejarnos juntos, en un callejón del patio, en el jardín, éramos inseparables.
Petterson me aconsejó que lo hiciera enamorarse de mí. Al escuchar...

Había pasado una semana desde que fui a ver la tumba de mamá.

Desde ese día, Petterson me ayudó a acercarme más a Armand. Siempre encontraba la manera de dejarnos juntos, en un callejón del patio, en el jardín, éramos inseparables.

Petterson me aconsejó que lo hiciera enamorarse de mí. Al escuchar...