Capítulo ciento uno

Enderecé mi espalda y miré a Amacus, tiene una vaga sonrisa en los labios y sus ojos son intensos.

—Es bueno verte tan pronto, querida Anaiah.

—¿Dónde está mi familia? —le exijo, mirándolo a los ojos. Él me observa durante un largo rato antes de sonreír de nuevo.

—Hay algo sobre las brujas que ne...

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