CapĂ­tulo 34

Alina

Mirar a esa mujer vestida de blanco, que parece tener unos cincuenta y tantos años, es como mirar un pedazo de la luna. Tanto sus ojos como su cabello tienen el mismo color que su vestido, y su sonrisa es el gesto mĂĄs amable que alguien haya dirigido hacia mí—tan gentil, como una culminac...

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