Somos malos el uno para el otro

Eleanor me estaba contando lo emocionada que estaba de que yo participara en las pruebas y cuánto quería que las pasara, y su entusiasmo comenzó a contagiarme hasta que Zac abrió la boca.

—Penelope se va a volver loca cuando se entere de esto —dijo Zac, mirándome con desenfreno.

—¿Y qué tiene que ver ella con esto? ¿Acaso es dueña de algo aquí? —dije y todos se rieron.

—Más te vale respetar a mi novia —dijo mientras me señalaba con el dedo.

—Primero que nada —le aparté la mano de un golpe—, saca tu dedo de mi cara, y segundo, ¿quién eres tú para hablar de respeto? Especialmente con tu novia —le dije y pude ver que ya se estaba poniendo nervioso, pero no iba a detenerme.

—Cállate, niña, no sabes nada —dijo entre dientes.

—Sí, sé mucho. Porque hoy cuando llegué, pasé por el pasillo del baño y vi a cierto chico casi tragándose a una morena extraña —dije y él se encogió de hombros.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —preguntó.

—Porque, desafortunadamente, me topé con un chico anoche, y resulta que era el mismo que estaba besando a la morena, y por lo que recuerdo, anoche estaba acompañado por su novia, así que ¿quién eres tú para hablarme de respeto? —dije, y me miró tan fríamente que sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.

—¡Cuernos cambiados no duelen! —se rió por la nariz.

—¡He visto lo estúpido que eres! Vamos, hombre, sabes lo horrible que es esto de la traición. No lo hagas. Si esa Penelope te engañó antes, rompe con ella —le dije, tratando de ser amable, y me arrepentí al minuto siguiente.

—Ahora mira aquí —se rió malvadamente—, ¿quién eres tú para hablar de romper? Te han golpeado en la cabeza dos veces, y mira si no te dan más, y sigues con el imbécil —dijo, y me volví hacia mi primo.

No tenía ese derecho, no se le permitía hablar de algo privado mío sin mi permiso. Austin se había pasado de la raya y me había molestado mucho.

—¿De verdad? —apartó la mirada de mí—. Austin, ¿se lo dijiste? —pregunté de nuevo.

—No solo yo, todos nosotros —dijo Zac mientras hacía un círculo con los dedos, representando a todos los que estaban allí hablando.

—Cassy, no fue por maldad, es solo que preguntaron por mi prima y —interrumpió Austin en ese momento.

—¿Y tenías que contarles todo? —dije, molesta por tener algo personal mío filtrado.

—Cassy, fue culpa nuestra, estábamos tan emocionados de conocer a la prima de Austin que lo molestamos al extremo —dijo Liam, tratando de calmar a mi primo.

—Pero eso no es razón —miré a Liam pero luego volví mi atención a Austin—. Dime, ¿qué más dijiste? —pregunté, ya sabiendo que había más.

—Recuerdo que me comentó una vez sobre cómo su primera vez con cierto Luke o Lucas había sido una experiencia realmente mala —dijo Zac, sonriéndome, y mis ojos se llenaron de lágrimas.

—¿Por qué es eso? Está bien, la traición no me molesta tanto, pero esa parte era más personal —dije y tragué las lágrimas—. Confié en ti, Austin, pero hablar de algo tan íntimo —le dije y mi primo me miró con arrepentimiento.

—Te equivocaste, Austin —dijo Harry, y tocó mi mano, apretándola—. No había necesidad de hablar de esa parte, es algo muy íntimo y especial para una chica —la morena a mi lado siguió hablando con mi primo, y le sonreí en agradecimiento.

—Lo siento, Cassy, de verdad lo siento —dijo Austin, y aparté la mirada de él por un momento.

—¿Qué pasa, Cassy? —Eleanor me sacó de mis pensamientos y negué con la cabeza, queriendo decir que no era nada.

—Si quieres, puedo darte un buen polvo —soltó de repente Zac, dejando a todos boquiabiertos y, en mi caso, avergonzada.

—No me acostaría contigo ni muerta —dije en voz baja, y él se rió de lado. Esa sonrisa suya significaba que iba a decir algo malo.

—Pero ven aquí, ¿por qué es que cada vez que tú y él hacían el amor algo pasa? —dijo el grandote, sonriendo.

Y eso me desató. Esa parte era tan dolorosa para mí. Nunca volvería a ser la misma, y Lucas me ayudó a superar parte de ello, pero fue difícil. Mi corazón dolía solo de recordarlo, me hacía sangrar por dentro con tanta tristeza. Zac no tenía derecho, Austin no tenía derecho a detallarlo.

—¡ESTO NO ES ASUNTO TUYO, IDIOTA, ¿QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA DECIR ALGO QUE NO TE CONCIERNE? —y le grité, haciendo que varias personas miraran en nuestra dirección.

—¡NO ME GRITES, LOCA, Y TÚ EMPEZASTE. AL MENOS YO PUEDO SER UN CORNUDO, PERO DEVUELVO LOS CUERNOS A DIFERENCIA DE TI, QUE PARECES UN RETRASADO! —Odio cuando la gente me llama bajita, odio cuando me dicen cosas malas, y lo odio con todas mis fuerzas.

—¡NO ME LLAMES BAJITA, ZAC, AL MENOS MIENTRAS ME ESTÁN FOLLANDO, SÉ CÓMO AGARRARME A MI AMIGO, DIFERENTE DE TI QUE TERMINASTE PORQUE UN IDIOTA SE ALEJÓ DE TI, SIN SIQUIERA DARTE UNA EXPLICACIÓN! —Noté que se estremeció un poco y su mirada se desvió, pero pronto volvió en sí y su mirada estaba llena de furia.

—¡Cassy, Zac, basta! Todos están mirando, esto va a ser malo para nosotros —dijo Jack, y, por supuesto, lo ignoramos y seguimos atacándonos.

—CÁLLATE —me dijo Zac. Sus ojos estaban rojos, y pude ver que había tocado su herida, igual que él había tocado la mía.

—NO SABES NADA DE MI VIDA, NO VUELVAS A HABLAR DE ELLA, NI SIQUIERA PIENSES EN DECIR MI NOMBRE, NO ME CONOCES —dijo, aún gritándome.

—¿Y SI LO DIGO, QUÉ? ERES UNA PERRA, POR HERIRTE EN EL CODO POR ALGO QUE PASÓ HACE TANTO TIEMPO, ERES UN IDIOTA POR HERIRTE ASÍ, POR UNA ESTUPIDEZ... —Apenas terminé de hablar y sentí que mi cara ardía.

La fuerza del impacto fue tan grande que casi caí al suelo, puse mi mano en la cara y lo miré con los ojos llenos de lágrimas.

Previous Chapter
Next Chapter