166. Aún no es su momento.

Es casi gracioso cómo alguien que siempre ha odiado los hospitales —su olor estéril, los pasillos fríos y esa luz blanca cegadora que parece burlarse del dolor ajeno— se encuentra dentro de uno otra vez. Es como si la vida hubiera decidido convertir este lugar en un escenario para revelaciones, desp...

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