



Capítulo 004 El regalo
Natalie apretó la bandeja de café con fuerza, tratando de ocultar sus manos temblorosas. Mantuvo la cabeza baja, esperando que sus nervios no se notaran.
Adrian frunció el ceño con desagrado.
—¿Por qué estás tan asustada? Estás temblando mientras sirves el agua.
Natalie giró la cabeza, apretó los puños y dijo suavemente
—Es la primera vez que sirvo a un invitado tan distinguido como usted. Por favor, perdone mi nerviosismo.
Viendo que aún temblaba, Adrian apartó la mirada. Quizás estaba pensando demasiado; esta sirvienta no podía ser "Alice".
Hizo un gesto con la mano, y Natalie soltó un largo suspiro de alivio. Se apresuró a salir, dirigiéndose de vuelta a su pequeña casa por la puerta trasera. Una vez dentro, se apoyó contra la puerta, finalmente relajándose.
En la sala de estar, Adrian observó su apresurada retirada, entrecerrando los ojos.
—¿La familia Cullen tiene árboles de cerezos?
—Sí, en el patio trasero —respondió Renee cautelosamente.
Había, efectivamente, un cerezo junto a la pequeña casa de Natalie. No era de extrañar que la sirvienta llevara el leve aroma de los cerezos en flor.
Justo en ese momento, Alice bajó las escaleras con un vestido de encaje rosa claro, su maquillaje impecable. Del brazo de los señores Cullen, saludó suavemente
—Señor Howard.
Curtis Cullen se apresuró a acercarse, diciendo
—Señor Howard, ¡perdón por la espera! ¿Qué lo trae por aquí hoy?
La mirada de Adrian se dirigió a Alice mientras decía
—Estoy aquí para discutir mi compromiso con la señorita Cullen.
¿Compromiso?
Todos quedaron atónitos, pero Alice estaba secretamente encantada. ¡Adrian había cumplido su promesa!
Habiendo sido informados de lo ocurrido la noche anterior, Curtis y Avery intercambiaron una mirada emocionada. En solo dos días, la noticia de que Adrian de la familia Howard se comprometía con Alice de la familia Cullen se había extendido por todo Vachilit. Todos los medios de comunicación se apresuraban a informarlo.
Alice estaba disfrutando de la atención.
Mientras tanto, en la cocina de la familia Cullen, Renee estaba deliberadamente haciendo la vida difícil para Natalie. Renee arrojó una lista de ingredientes frente a Natalie, ordenándole que terminara de preparar todo antes de acostarse. La familia Howard vendría mañana para una reunión entre los mayores, y la familia Cullen había estado preparándose toda la tarde. Pero debido a la enfermedad de su madre, Natalie había ido al hospital y regresado tarde.
Era medianoche cuando Natalie terminó de preparar los ingredientes. Estiró sus hombros adoloridos, cerró la puerta de la cocina y estaba a punto de dirigirse a su pequeña casa cuando se encontró con Alice, que acababa de regresar.
Antes de que Natalie pudiera decir una palabra, Alice la abofeteó fuertemente.
Los ojos de Natalie se abrieron de par en par por la sorpresa, y su corazón volvió a latir con fuerza. ¿Por qué estaba Alice tan enojada? ¿Era porque Adrian la había reconocido durante el día?
—¿Por qué no llevas una máscara? —gritó Alice. ¿Cómo podía una sirvienta parecerse tanto a ella? ¡Cada vez que veía a Natalie, quería arrancarle la cara!
Natalie mordió su labio, soltando su puño tembloroso. Por suerte, no había sido descubierta. Si lo hubiera sido, tanto ella como su madre estarían condenadas, y la enfermedad de su madre no recibiría tratamiento.
—¡La próxima vez que te vea sin máscara, te desfiguraré la cara! —espetó Alice, sus ojos llenos de odio venenoso. ¿Cómo podía el rostro de una sirvienta ser más delicado que el suyo? ¡Y la mujer con Adrian esa noche también era Natalie! ¡Tenerla cerca era un riesgo!
En ese momento, el teléfono de Alice sonó. Al ver el identificador de llamadas, su expresión se suavizó de inmediato. Se giró y subió las escaleras, hablando dulcemente
—Adrian, todavía estoy despierta.
Natalie se dio la vuelta y huyó de regreso a su casa, casi en pánico. Creía que si no fuera por la llamada de Adrian, Alice la habría lastimado.