Volver a Empezar

Download <Volver a Empezar> gratis!

DOWNLOAD

Capítulo 5: Bienvenido, Nacho.

—Yo me llamo Clarisa Thompson. Es un placer al fin conocerte en persona. Sebastián siempre habla de ti cada vez que tenemos la oportunidad de conversar —añadió con una sonrisa.

Era raro que lo mencionara, ya que para Nathan la existencia de esta mujer había sido completamente desconocida hasta apenas un par de días atrás.

—Me sorprendió mucho cuando él me pidió que te alojara por un tiempo. Conociendo él cómo es mi hijo… De todas formas, hace mucho que no se acerca a ver a su querida madre y a su hija —lo último lo dijo más bajo, con cierta tristeza… ¿y enojo?

—En fin, yo no tengo ningún inconveniente en que te quedes. Y estoy segura de que también estarás emocionado por cursar tu último año de preparatoria aquí.

—Espere un momento… ¿estudiar? ¿De qué está hablando? —preguntó Nathan, desconcertado. Sebastián no le había dicho nada de eso.

—Sebastián fue muy claro: quería que te quedaras con nosotras y que además estudiaras aquí para que pudieras graduarte. Y personalmente estoy de acuerdo con su decisión. Una buena educación es la base para prepararse para el futuro.

Al parecer, sus planes de conseguir un trabajo cerca se habían hecho pedazos. Su antiguo jefe lo conocía muy bien. Sabía que, ahora que estaba quedándose en una casa ajena, le sería imposible desobedecer los deseos de quienes lo estaban ayudando.

«Genial. Ahora soy un estudiante otra vez», pensó con resignación.

—Ah, sí, tiene razón… ya lo había olvidado. Y gracias por recibirme en su casa.

—No es nada. Cuando termines de comer, puedes ir a descansar en tu propia habitación. Está al final del pasillo, a la izquierda.

La señora Thompson se marchó justo cuando llegó su nieta con un plato de sopa, dejándolos solos.

Nathan agradeció por la comida y comenzó a alimentarse. El plato quedó vacío rápidamente.

—Realmente estabas hambriento. Debe ser porque estuviste dormido todo el día —señaló Summer—. En fin… perdona por haberte caído encima esta mañana.

—Sabía que no había imaginado que alguien se había caído sobre mí. Pesas bastante —se quejó, mirándola con una sonrisa burlona.

Summer lo miró ofendida por el comentario, aunque en sus ojos brillaba una chispa divertida.

—Y tú no sabes cómo hablarle a una chica. Pero eso no importa. El lado positivo es que no tuviste ninguna herida seria. La abuela te revisó —ella antes era enfermera—, solo un ligero golpe en la cabeza, el cual ella atribuyó a la caída de cuando te "desmayaste por el calor" —recalcó lo último haciendo comillas con los dedos, para luego levantarse e invitarlo a acompañarla.

—Eso es bastante conveniente… pero aparte de eso, ¿estás bien? La que se cayó de un árbol fuiste tú —preguntó Nathan, deteniéndose un momento, preocupado. La miró con atención, notando por primera vez cuán bajita era: ni siquiera llegaba a la altura de sus hombros.

—Tranquilo, tu cuerpo me sirvió de colchón para amortiguar la caída —se río con tono burlón, continuando el paso, y él la siguió de cerca—. Y gracias por seguir la corriente. Mi abuela se lo creyó todo.

—No soy muy partidario de engañar a las personas… y menos a una viejita. Así que me gustaría saber: ¿qué estabas haciendo ahí arriba? ¿Y por qué no querías que tu abuela supiera que estabas trepando y te caíste de un árbol? —esta vez se paró frente a ella cuando ambos se detuvieron.

—No era nada, solo… pues, yo estaba… estaba buscando algo. Eso, estaba buscando algo que se me había ido volando a una de las ramas —obviamente, era una excusa que acababa de inventar para no decir sus verdaderas razones—. Y mi abuela puede ser muy linda, pero también es algo sobreprotectora. Así que mejor no le digamos nada, para que esté tranquila.

Nathan decidió dejar el tema por esta vez. Sinceramente, a pesar de haber estado dormido casi todo el día, se sentía agotado.

—Entiendo. Eso se quedará solo entre nosotros dos.

—¡Genial! Eres el mejor. Ya me caes muy bien, Nacho.

—Es Nathan —corrigió.

—Perdón, apenas nos conocimos hoy. Aún tengo que grabarme tu nombre —dijo un poco avergonzada—. Bueno, esta es tu habitación. Te dejo para que descanses. Buenas noches.

—Buenas noches —respondió él, volteando a ver la puerta de su nueva habitación.

—¡Casi lo olvidaba! —escuchó la voz de Summer y los rápidos pasos que se acercaban.

Lo tomó desprevenido: recibió un abrazo por la espalda. Los brazos de la chica lo rodearon a la altura de la cintura, en un momento fugaz.

—Bienvenido a nuestra casa, Nathan —fue lo único que escuchó, antes de que ella lo soltara y lo dejara solo, de nuevo, a mitad del pasillo.

«Definitivamente, este lugar va a ser más interesante de lo que pensaba», fue lo último que cruzo por su mente mientras abría la puerta de su nueva habitación.

Vorig hoofdstuk
Volgend hoofdstuk