39.

El movimiento de la mano de Adrián sobre mi vientre, acariciándome, se detuvo de repente. Supe que ya no había vuelta atrás; ya había iniciado aquella conversación. Seguía sintiendo la calidez de su pecho en mi espalda, su aliento en el cuello, y entonces me giró para quedarme boca arriba, mientras ...

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