Obsesión: Su Novia Fugitiva

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Capítulo 6

El reloj en la pared marcaba el paso del tiempo con regularidad. Cada segundo que pasaba solo profundizaba la inquietud que se apoderaba del pecho de Noelle. Estaba sentada en la mesa del comedor con las manos en el regazo y los dedos retorciéndose nerviosamente. La comida que había preparado horas atrás seguía intacta, ahora fría y poco apetecible. Sus ojos se dirigieron al reloj nuevamente—10:05 PM.

Adrian aún no llegaba a casa.

El teléfono de Noelle estaba sobre la mesa junto a ella, con la pantalla oscura y silenciosa. Lo había revisado docenas de veces, esperando un mensaje, una llamada perdida o cualquier cosa que explicara por qué estaba tarde. Pero no había nada. Ni una sola palabra de él.

Soltó un suspiro tembloroso mientras su ansiedad comenzaba a aflorar. No era la primera vez que llegaba tarde, pero esta noche se sentía diferente. Su mente era una tormenta de pensamientos, cada uno más doloroso que el anterior.

'¿Y si está con ella?'

La imagen de Bianca besando a Adrian más temprano ese día pasó por su mente como una burla cruel. Noelle apretó los puños. Sus uñas comenzaron a clavarse en sus palmas mientras luchaba por apartar el pensamiento. Pero no la dejaba en paz.

No era solo Bianca. Era todo lo que Carol había dicho. Las frías y cortantes palabras sobre cómo ella no era suficiente para él, cómo había perseguido a Bianca durante años, cómo Noelle no era más que otra fase, otro error.

Su pecho se oprimió y su garganta se sintió seca. No quería creerlo. Adrian no le había dado ninguna razón para dudar de su amor por ella. Había sido amable, atento y devoto, todo lo que siempre había querido en una pareja.

Pero las cicatrices de sus relaciones pasadas eran difíciles de ignorar. Había estado aquí antes, sentada sola, esperando a alguien que no iba a regresar, solo para descubrir después que habían estado con otra persona. El dolor de la traición, la humillación de darse cuenta de que no había sido suficiente, todo volvía como una inundación.

'No. Adrian no es así', se dijo a sí misma, pero el pensamiento se sentía vacío.

Miró la comida fría frente a ella y vio que las velas que había encendido horas atrás ahora se habían derretido hasta quedar en pequeños restos. Quería hacer de esta noche algo especial. Quería una oportunidad para hablar con él, para aclarar cualquier malentendido y que él le dijera la verdad sobre todo. Quería creer en él, en su amor, pero el silencio estaba minando su determinación.

Su mano tembló mientras tomaba su teléfono nuevamente, mirando la pantalla vacía. Escribió un mensaje mientras su pulgar dudaba sobre el botón de enviar.

'Adrian, ¿dónde estás? ¿Estás bien?'

Pero Noelle terminó dudando mientras se mordía el labio. ¿Pensaría él que estaba exagerando? ¿Lo estaba? Su corazón le gritaba que presionara enviar, pero su orgullo, su miedo, la detenían.

Dejó el teléfono con un suspiro frustrado y con lágrimas en los ojos. Las paredes de su acogedor hogar, que antes eran una fuente de consuelo, ahora se sentían opresivas. Se abrazó a sí misma, tratando de mantener la compostura.

'Necesito detener esto. No puedo dejar que mi pasado arruine lo que tenemos', pensó, pero el dolor en su pecho se negaba a desaparecer.

El reloj sonó suavemente, marcando otro cuarto de hora. Ahora eran las 10:15 PM, y aún no había señales de Adrian.

Los pensamientos de Noelle volvieron a descontrolarse. '¿Me ama?' se preguntó, con el estómago revuelto. '¿O solo me estoy engañando a mí misma?'

De repente, el sonido de la puerta principal al abrirse la sacó de sus pensamientos. Su corazón dio un vuelco en su pecho, y se giró hacia el sonido.

Adrian entró con una mirada cansada en sus ojos ámbar pero cálida al posarse en ella.

—Noelle—dijo suavemente, notando la comida sin tocar en la mesa y la tensión en su postura.

Noelle tragó con fuerza, su voz temblando mientras rompía el silencio.

—Llegas tarde—dijo en voz baja, aunque la preocupación y la acusación en su tono eran inconfundibles.

Adrian frunció el ceño mientras dejaba las llaves sobre la mesa.

—Lo siento. La reunión se alargó y no pude salir antes —respondió, su tono medido pero cansado.

—Oh... ya veo —murmuró ella, su voz apenas un susurro. Normalmente, Adrian la saludaba con un beso, una sonrisa y un abrazo sin importar cuán cansado estuviera. Esta noche, no hubo nada de eso.

'¿Estaré exagerando?' se preguntó, obligándose a apartar las dudas que se iban infiltrando. Pero entonces, un leve aroma pasó junto a ella. Un delicado perfume floral que no reconocía. Su pecho se tensó instantáneamente al darse cuenta.

—¿Dónde estuviste realmente? —preguntó esta vez con una voz firme mientras lo miraba a los ojos. Adrian se quedó paralizado, sorprendido por la intensidad en su mirada, tan diferente a su calidez habitual.

—¿Qué? Ya te lo dije —respondió con un tono defensivo que comenzaba a asomar en su voz.

—¿Con quién estabas? —insistió Noelle, su voz quebrándose mientras las lágrimas comenzaban a brotar en sus ojos.

Adrian suspiró, su frustración evidente.

—Noelle... ¿de verdad estás dudando de mí?

—¿Me estás engañando? —replicó ella, sus palabras más agudas de lo que pretendía.

Adrian se estremeció ante la pregunta, y aunque rápidamente enmascaró su reacción, Noelle lo notó. Su corazón se hundió como una piedra, y el miedo que la había estado carcomiendo finalmente se desbordó.

—...¿Lo estás? —repitió, su voz temblando mientras sus labios se estremecían.

Adrian dejó escapar un largo suspiro exasperado, pasándose una mano por el cabello.

—Noelle, estás siendo ridícula.

El desdén la hirió, y dio un paso atrás tembloroso.

—Está bien... dejaré de preguntar —dijo en voz baja, girándose antes de que él pudiera ver las lágrimas que se desbordaban. Caminó de vuelta a la mesa del comedor y comenzó a recoger los platos de la comida ahora fría que había pasado tiempo preparando.

Adrian la observó incrédulo mientras ella tiraba la comida intacta a la basura.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, su voz elevándose ligeramente.

Pero Noelle eligió no responder. Mantuvo su atención fija en su tarea como si fuera lo único que la mantenía unida.

—¡Noelle! —la llamó con más firmeza, avanzando para tomar su muñeca.

El contacto repentino la sobresaltó, y un escalofrío de miedo la recorrió. Los recuerdos de su relación pasada se estrellaron contra ella—de ser agarrada, arrastrada y lastimada. Instintivamente, tiró de su brazo hacia atrás mientras sus ojos abiertos delataban el pánico que sentía.

Adrian se quedó congelado, dejando caer su mano a su lado al darse cuenta de lo que había hecho.

—Noelle... —comenzó, su voz suavizándose.

—La comida estaba fría —dijo simplemente en un tono vacío. Colocó el último plato en el fregadero antes de girarse y subir rápidamente a su habitación.

Adrian se quedó allí con la culpa pesándole en el pecho mientras la veía alejarse. Se pasó una mano por la cara, hundiéndose en una silla junto a la mesa. La tensión en la habitación era sofocante, y se pellizcó el puente de la nariz mientras sus pensamientos se arremolinaban.

Con Bianca reapareciendo en su vida, todo se sentía inestable. Su enfoque, sus emociones—todo estaba en caos. Pero ver el dolor y el miedo en los ojos de Noelle hace un momento... eso tocó una fibra más profunda de lo que quería admitir.

Mientras tanto, Noelle cerró la puerta al llegar a la habitación. Se apoyó contra ella por un momento, con la mano apretando su pecho mientras intentaba regular su respiración. Sus lágrimas caían silenciosamente, deslizándose por sus mejillas mientras se dejaba caer en el borde de la cama.

No sabía qué dolía más, el aroma del perfume de otra mujer en él o el hecho de sentirse una tonta por cuestionar su amor. Pero el dolor en su pecho era innegable, y por más que quisiera creerle, las sombras de su pasado y la incertidumbre del presente no la dejaban descansar.

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