La Familia Di Mauro y Kozlov
Maxim.-
Veo sobre mi cama la invitación de mi boda, una tarjeta blanca con detalles elegante y en idioma italiano una manera más de Lorenzo de querer demostrar que él es quien manda.
Por ahora haré que haga con la boda lo que quiera, total esta unión es solo un negocio para mí.
El amor… es solo una debilidad que no puedo permitirme de nuevo.
Me conviene que siga pensando que está por encima de mí, en su arrebato no se dio cuenta que puso una soga en su cuello al nombrar en mi presencia a Serena como la única heredera de la Cosa Nostra.
Ahora solo debo afianzar mi poder, esta boda más un hijo me hará el rey de las mafias.
— Tu traje acaba de llegar
— ¿Acaso no te enseñaron a tocar?
Le digo de mala gana a Vasili.
— Para ser un hombre que se va a casar estas muy enojado.
— Vasili no acabes con mi paciencia, voy a salir a correr un rato.
Las Villas italianas tienen una gran ventaja cuentan con terrenos amplios, por los que puedes escabullirte de vez en cuando, en veinticuatro horas Serena Di Mauro se convertirá mi esposa, es una fiera con la que debo tener cuidado no será fácil que se rinda a mis pies, no es como las mujeres a la que estoy acostumbrado.
Ponerla de mi lado resultara difícil, pero no imposible, la lealtad hacia su familia tiene un grieta que yo pretendo aprovechar.
Serena.-
Observo sobre el maniquí el vestido de novia, es el segundo que traen, el primero lo destrocé con unas tijeras y lancé los retazos por la ventana de mi habitación.
Pero, el berrinche no resultó muy bien, mi padre adelantó la boda por temor a que escapara, aumentó la seguridad, encerrándome como un animal, prohibiéndole a Carla la entrada a mi habitación.
“Como si eso fuera a detenerme”
Salgo a mi terraza, veo la altura y comienzo a dudar, pero en este punto no me importa partirme las piernas y huir manca.
— ¡Maledizione!
Maldigo, sosteniéndome de las barandas, agradezco tener brazos fuertes y ser ligera, una vez me balanceo, caigo lastimándome el tobillo, al ser bailarina mis pies se vuelven más sensibles y delicados, sin embargo eso no me detuvo, apenas me puse de pie eché a correr.
(…)
El dolor en el tobillo me estaba afectando, mi frente estaba empapada de sudor a pesar de la brisa fría; me detuve para tomar un poco de aire, mirando hacia atrás sentí decepción, apenas me había alejado de la villa, olvidé lo grande que era este lugar.
— ¿Espero que estés dando un paseo a la luz de la luna?
Pego un brinco al escuchar esa voz que no sale de mi mente, la oscuridad apenas me deja ver su imponente figura parada frente a mí, en una postura relajada, con las manos metidas en el bolsillo de su sudadera y la capucha sobre su cabeza, una imagen muy sexy a decir verdad.
— ¿Me estás siguiendo? –me arriesgo a decir, aunque tengo el estómago contraído del miedo y de nuevo esa extraña sensación que despierta este hombre en mí.
— Tengo que vigilar cada paso de mi futura esposa –expresa con un tono juguetón.
— No voy a casarme contigo –me giro, pero mi intento fracasa estrepitosamente cuando siento que mis pies dejan de tocar el suelo, el muy imbécil me carga como un saco de papas–. ¡Oye idiota bájame! ¡¿Quién te crees?!
Recibo una palmada en mi trasero que me deja sin habla.
— ¿Crees que voy a dejar que mi prometida se escape?
— ¡Bájame! –mis manos comienzan a golpear su espalda y siento como si estuviera golpeando una piedra.
— ¡SUFICIENTE! –grita bajándome sin ninguna dificultad–. ¡BASTA! Vas a convertirte en mi esposa y no habrá nada que lo impida.
— Puedo envenenarme, cortarme las venas puedo hacer muchas cosas para no llegar a altar –amenazo, esperando sonar convincente.
— Hazlo –vuelve a mostrar esa sonrisa de superioridad y arrogancia–. aunque no sería inteligente de tu parte, a mi lado no solo descubrirás quien asesinó a tu hermano, ¿no quieres saber quién le quitó la vida a…? ¿cómo es que se llamaba? ¿Thiago?
La sangre se me congela.
— ¿Cómo es que…?
— ¿Sé de él? –pregunta con autosuficiencia, disfrutando del control que sabe que posee–. ¿Crees que soy el líder de una organización como la mafia roja por este bonito rostro? No, pequeña, estoy enterado de todo lo que me importa.
— Thiago, murió en un accidente –susurro dejando mi dolor expandirse ante la confusión que me embarga.
— Eso fue lo que te hicieron creer –me mira ladeando su cabeza afirmando con seguridad.
— ¿Quién fue? –suelta una pequeña carcajada y acorta la distancia entre nosotros.
— Te lo voy a decir, cuando acabes en mi cama y me des un hijo, piénsalo–. acaricia mi mejilla con sus dedos que aunque fríos, llevaron una descarga que enciende en llamas cada parte de mi cuerpo.
(…)
Veo el sol aparecer iluminando mi habitación, el ruso me acompañó y posteriormente me ayudo a regresar por el mismo camino por el que me escapé, fue más como un castigo que por amabilidad.
No pude pegar un solo ojo en toda la noche, sus palabras taladraron mi mente sin cesar él sabe quién asesinó a Thiago, una parte de mi vio sospechoso ese accidente, pero, había asumido que estaba tan envenenada por mi crianza dentro de una organización peligrosa que le di paso.
Ahora… mis ojos se desvían al vestido blanco la petición del ruso aparece de nuevo
“Te lo voy a decir, cuando acabes en mi cama y me des un hijo”
— Por una vez en la vida, necesito saber la verdad, pero ¿podré entregarme a él?
— Te ves hermosa, por suerte el maquillaje cubrió las ojeras –dice mi amiga en un intento hacerme sonreír.
— No me importa, ya quiero acabar con esto –expreso sin ánimos.
— Lo siento –intenta reconfortarme–. pero puedes verle el lado positivo, ese hombre es todo un dios, te tocó uno muy apuesto y no un viejo que necesite viagra para que se le levante.
Su jocosidad en otra situación me habría parecido divertida, pero ahora solo podía estar enojada, porque una idea rondó mi mente desde las palabras de Maxim, más bien una sospecha. “Mi padre”
— Pues, cásate tú con él, yo no tengo ningún interés.
— Si estuviera interesado en mí, lo haría, pero no es el caso, Serena no puedes huir de tu familia, lo intentaste y alcanzaste tus sueños, te convertiste en una bailarina reconocida, hiciste lo que a lo mejor muchas no han podido hacer perteneciendo a este mundo, te enamoraste ahora…
— ¿Solo tengo que resignarme?
— Tal vez Maxim…
Alejo sus manos de mis hombros en un movimiento brusco.
— No puedo creer que me estés diciendo esto ¿mi padre te obligó a convencerme?
— No, pero puedes tener un vida… –vuelvo a interrumpirla.
— Una vida con un asesino, quien fue acusado de matar a mi hermano en el pasado ¡Vaya vida!
— Es hora principessa –Riccardo entra sin avisar informando que ha llegado el momento, de cumplir mi sentencia, nos observa a ambas, yo a punto de explotar y Carla mirándome en silencio con un deje de lástima y arrepentimiento.
— Acabemos con esta mierda –les paso por un lado a los dos.
Mi padre me espera en el umbral de la puerta que da al jardín, adornado con muchas flores y con mucho lujo al estilo italiano.
— Sei bellissima, figlia
Ignoro su adulación deteniéndome a su lado, nota mi enojo y vuelve a su expresión de Capo de la mafia.
— Sé que no quieres hacer esto, pero es tu deber, perteneces a esta familia lo quieras o no.
— Ed era tuo duvere essere padre e non lo sei stato, (Y era tu deber ser un padre y no lo fuiste) me gustaría tanto no pertenecer a estar familia, né il tuo sangue (ni tener tu sangre) –dejo escapar todo el veneno que no sabía que tenía.
Apenas se escuchó la marcha nupcial, me adelanté dejándolo solo, de pie en la entrada, puedo notar la expresión sorprendida en todos los presentes, en este punto todos se pueden ir a la mierda.
Mientras camino, tomo la valentía necesaria para verlo.
Y ahí está.
Con su traje negro, aura peligrosa, imagen solemne, poderosa.
Y ahí está de nuevo esa sensación, ese revoloteo de mariposas en mi estómago, que tengo cuando lo veo, ahora uniré mi vida a él y no sé qué esperar.


























