Capítulo 269

—Lo siento—. Lea me entregó un pañuelo. —Toma. Para el... pintalabios.

Lo tomé y me limpié los labios con fuerza. —¿Qué demonios fue eso?

—Lo siento—, dijo de nuevo, con la cabeza baja. —No sé en qué estaba pensando. Él seguía gritando que no encontraría a un hombre mejor que él, que nadie me quer...